Milei, ¿es gente de bien?

A medida que transcurre la gestión de Milei el personaje que construyó a través de las redes se va consolidando y se desdibuja el rol de Presidente de la Nación.

Ya no es un candidato, ahora sus medidas afectan la vida de millones de personas, lo hayan votado o no.

Gran parte de la campaña, y luego, asumido como primer mandatario, se hizo hincapié en que los libertarios eran «gente de bien» y todos aquellos que mostraron y muestran diferencias con sus propuestas y gobierno son execrables, dignos de ser arrojados a los mismos infiernos o al ostracismo, insultados públicamente, escarniados a través de las redes o lo que es peor, en medios de comunicación con «periodistas  de bien» que no atinan a cuestionar semejantes arbitrariedades y descalificaciones.

La democracia, bien, te la debo. El debate de ideas no tendrá lugar en la gestión de Javier Milei. La oposición y sus propuestas no serán consideradas, el enriquecimiento de las medidas no será tenido en cuenta.

Milei, como ya se ha dicho en estas columnas no está dispuesto a escuchar nada, sigue pregonando ideas que el mundo ya no discute y antagonismos que dejaron de existir tras la caída del Muro de Berlín.

Milei amenaza con «mear a los gobernadores», con cerrar el congreso, con gobernar con DNU.

Pero lo  peor es todo lo que se le tolera a un personaje que nada tiene que ver con un Primer Magistrado y que sencillamente es un energúmeno que parecería tener hipnotizados a los que sí tienen el poder de pararlo para que no siga cometiendo tantas tropelías y haciendo tanto daño.

Solo para que reflexionemos en conjunto: «Es gente de bien«quien deja a los jubilados sin fórmula de movilidad jubilatoria y los transforma en indigentes mendicantes?, «es gente de bien» quien deja a los enfermos oncológicos sin sus medicamentos?, «es gente de bien» quien elimina el fondo de compensación docente haciendo que los maestros cobren salarios de hambre?, «es gente de bien» quien desfinancia a la ciencia a la salud, desarticula la defensa de usuarios y consumidores, permite aumentos arbitrarios sin control y hace caer el poder adquisitivo de los salarios como hace décadas no se registraba?, «es gente de bien» un presidente que habla a los alumnos con falacias, prejuicios, contra las leyes en vigencia como la de la interrupción voluntaria del embarazo y compara a quien hace uso de ella con una asesina?, «es gente de bien» quien vé a alguien desmayarse a su lado y sólo atina a hacer bromas y no reacciona para socorrerlo?, «es gente de bien» quien no se inmuta por el aumento desmedido en dos meses de gestión de los productos de la canasta básica de alimentos y medicamentos?, «es gente de bien» quien deja de enviar a los comedores comunitarios los productos necesarios para evitar el hambre en la argentina?, y así podríamos seguir sumando ejemplos de un presidente, un gabinete y quienes aún siguen apoyándolo que no se conmueven por el sufrimiento ajeno, que se sienten ajenos a la caída del empleo, la producción y del pueblo a la intemperie.

Sería bueno que cada uno/a de nosotros/as empecemos a preguntarnos qué significa ser «gente de bien», porque pronto el país que propone Milei dejará de llamarse Argentina, esa nación grande y pujante que los libertarios quieren enterrar para siempre.

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