No hay proyecto de país con los libertarios.
Marzo tiene para los y las argentinas un significado muy especial. Comienza el año legislativo, empiezan las clases, se termina la época de las vacaciones y se realiza, desde el regreso a la democracia una de las mayores movilizaciones en defensa de la constitución, los derechos humanos y por los 30 mil desaparecidos, reclamando memoria, verdad y justicia.
La sociedad argentina la está pasando muy mal. Alcanza con mirar los números de la caída del poder adquisitivo en sólo dos meses, con los números de la inflación -más allá de lo que dice Milei y su coro respecto a que ha comenzado a descender-, todos los servicios, los productos, los combustibles, los alimentos, todo se ha desmadrado, no hay organismo que ordene, regule, controle y defienda a la ciudadanía.
Se siguen destruyendo puestos de trabajo, las familias se han pauperizado a una velocidad nunca vista, se desfinancian obras esenciales, se sacan fondos para ciencia, tecnología, salud, educación, los jubilados ya son indigentes.
Es lisa y llanamente la ley de la selva y el sálvese quien pueda.
El presidente habló el viernes y volvió a mostrar que no hay proyecto nacional, no hay proyecto de país con la población adentro, no hay nada que nos haga pensar que alguien tiene en cuenta a la mayoría de los y las argentinas que producen riqueza en cada uno de los rincones de nuestro país.
Sigue habiendo en la cabeza presidencial una planilla de laboratorio con números que nada tienen que ver con la realidad cotidiana de la gente, un desprecio manifiesto por la república (parlamento y justicia) y una idea de gobernar con guante de hierro, autoritariamente y un odio marcado contra la política en general.
El presidente y la maquinaria infernal de la derecha lograron colar y perforar el sentido común de la ciudadanía instalando que la política es mala, corrupta, innecesaria.Nada más alejado de la realidad. Hay sobrados ejemplos de los logros de la política, de su poder transformador y de los beneficios para la sociedad en su conjunto.
Pero está claro que hay una dirigencia que aún no se dió cuenta que es menester reaccionar «ayer» porque hoy está siendo tarde. Vienen por ella y por todos sus representados. Y porque si la política no pone un freno a tanta impunidad gobernante otros serán los vientos huracanados que soplaran.
Sigue vigente un DNU inconstitucional, siguen destruyendo a la población y el «Pacto del 25 de Mayo» que propuso el presidente ante la Asamblea Legislativa es una ficción extorsiva de adhesión sumisa.
Ya es hora de despertarse porque mayo está muy lejos y el deterioro de la patria y sus habitantes cada minuto es más profundo.