Por qué Milei sigue avanzando?

El estado está paralizado, no hay prestación de servicios acordes a la necesidad de los sectores que van quedando a la intemperie por la falta de políticas públicas del gobierno de Javier Milei.

Lo que habíamos enunciado a comienzos de este año se hace carne en cada persona que necesita asistencia y contención.

No sólo se viene despidiendo a mansalva a trabajadores públicos sino que se desmantelan servicios esenciales de salud, educación, alimentación, trabajo, trámites a distancia, transporte, comunicación, y así podríamos seguir enumerando un sin fin de actividades que han  quedado a la deriva por falta de conducción y de personal que pueda dar continuidad a la tarea.

Vale destacar que la actividad privada no escapa a esta catástrofe de salarios licuados y suspensiones y despidos por caída de la producción y por la recesión que se agudiza cada día más.

Pero al presidente sólo le interesa que la motosierra y la licuadora hagan su tarea sin contemplar el costo social y humano que acarrea sobrecumplir lo que el FMI y el poder financiero global reclama a los países súper endeudados.

Aún la política no termina de reponerse de la derrota que significó la llegada de Milei al gobierno. No alcanzó el paro del 24 de enero de la CGT. Tampoco la movilización de cientos de miles de mujeres que el 8 de marzo reclamaron por más derechos para ellas y para el conjunto de la ciudadanía (porque la lucha de los feminismos engloba mejorías para el conjunto).Y este último 24 de marzo, si bien multitudinario y diverso, aún fue insuficiente.Se ratificó un pacto democrático de vastos sectores que entienden que no hay vuelta atrás sobre los derechos humanos y las políticas de memoria, verdad y justicia, pero faltó mayor unidad.

Es cierto que tuvo como novedad la participación institucional de la CGT junto a otras entidades sindicales que venían marchando siempre; es cierto también que sumó a Martín Lousteau, presidente de la UCR junto al pueblo y recordando que los derechos humanos son de todos y de todas y que no tienen dueños. Si antes el radicalismo no estaba presente es porque se replegó de las calles y  fue abandonando políticas que lo hicieron grande en otras épocas. Pero todo ello no alcanza a unificar lo que sigue siendo urgente: la voluntad de sumar compromiso en diputados para terminar de voltear el DNU que tiene media sanción de senadores y que permite seguir desguasando al estado cada vez más escuálido e inexistente y resolver la situación de millones de jubilados que en el tramo final de sus vidas están condenados a la indigencia y el abandono.

Es urgente que los dirigentes le devuelvan  a la política el rol central de resolver los problemas y conflictos de la sociedad con la premura necesaria. Ese debe ser el compromiso de la hora, dejando de lado las mezquindades y la falta de unión. Si no, no se habrá aprendido nada de la derrota.

 

 

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