«Disfruto, aprendo mucho y necesito seguir explorando», Rodolfo Mederos.

Los Mederos, padre e hijo, Rodolfo y Valentín, visitaron Apuntes del Porvenir por laRZ para hablar de los presentes artísticos que los unen y de la nueva formación que integra el bandoneonista, que se llama «PULSO».

El encuentro se produjo en un miércoles especial, con el congreso vallado y militarizado y las calles atestadas de fuerzas policiales, gendarmería, PSA, y agentes infiltrados en la marcha habitual que protagonizan los jubilados que viven con haberes bajo la línea de indigencia.

Pero el compromiso pudo más y estuvieron en el piso de la emisora transmitiendo su entusiasmo por el arte y la cultura y su  preocupación por lo que atraviesa la ciudadanía.

Valentín y Rodolfo estarán estrenando juntos por primera vez un espectáculo llamado «El Juego» en Bargoglio  el jueves 20 de marzo en donde comparten música y actuación. Dice Valentín que su padre «está más abierto y receptivo permitiéndose algunas otras cosas y quizá éste espectáculo sea parte de esa libertad. Yo toco el piano y además de desarrollar una parte musical que fuimos disfrutando juntos en mis visitas a la casa de mis padres también contamos anécdotas, hay textos, acciones, música, un mix que no es teatro y tampoco un concierto, pero tiene un poco de todo eso».

Rodolfo agrega que «el hombre que no juega perdió a su niño y si perdió a su niño perdió todo. Valentín lo explica muy bien cual es el sentido del juego en el espectáculo. En una sociedad tan condicionada por la utilidad, todo tiene que ser útil, todo tiene que ser rentable, todo tiene que tener un precio, es la deformación del pensamiento capitalista. Y nosotros sostenemos que es necesario un momento de «inutilidad», de «perder el tiempo» jugando, y eso es un lujo porque nos permite disfrutar en lugar de pensar cuánto gano. Son criterios, formas de pensar y entender el mundo».

Mederos padre habla de la nueva formación musical «Pulso» que fue presentada en sociedad el miercoles 12 en Abra Cultural y refiere que es un gran desafío porque los integrantes son muy jóvenes: Santiago Medina, bajista con 20 años, Juan Perez Garber en piano, 22, Valentín Manzoni en batería 23 y yo, dice el maestro, a punto de cumplir el 25 de marzo 85 años.

«Disfruto y aprendo mucho con esta nueva situación, esto de que la experiencia te da todo el conocimiento no es tan cierto. Dió algún conocimiento, algo aprendimos y si no aprendimos nada, para qué vivimos. La verdad es que hay mucho por aprender y me doy cuenta que las nuevas generaciones tienen bastantes cosas para dar e iluminar caminos diferentes. Si me cierro a eso debería estar en un geriátrico. Necesito seguir explorando y siento que en esta etapa estoy mucho más abierto y receptivo». «Intentamos trabajar con horizontalidad y todos opinamos y se hace un proceso muy nutritivo. Por qué no voy a aceptar algo que viene con mirada jóven y fresca! Cada vez estoy con más ganas de que me penetren cosas porque estoy vivo y si es así necesito modificarme».

Los Mederos disfrutan de trabajar juntos jugando, rompiendo fronteras entre la música y el teatro, compartiendo las distintas áreas de sus profesiones, descubriendo analogías entro lo musical y lo teatral.

Respecto a su hijo Valentín dice Rodolfo: «Es muy placentero trabajar con él, sus fraseos, sus gestos, su sensibilidad tan naturales me incentivan mucho, hay una plasticidad en el toque que me hace muy bien y me mejora mucho y yo necesito eso. Es estar en una misma frecuencia sensible y es muy sustancial».

A su vez respecto del padre Valentín destaca que «la salud ayuda y su cabeza ayuda a su salud, (refiriendose a un nuevo episodio cardíaco que sufrió Rodolfo hace escasos meses). Eso es algo que admiro, las ganas de vivir que tiene y quisiera tener, no sólo como genética, sino como cabeza ese deseo por hacer cosas, vivir más allá de lo físico, del tiempo y para mí eso es un gran aprendizaje y un enorme modelo a seguir».

Finalmente consultados sobre cómo transitan el momento político, social y cultural, Valentín dice que «es angustiante, pero eso no debe paralizarnos o dejarnos como espectadores, nada más. Muchas veces me pregunto y me cuestiono si con todo lo que ocurre tiene sentido hacer una obra de teatro y luego reafirmo que  sí lo tiene. No debemos perder esos espacios de escucha, de reflexión, de sensibilidad y de encuentro. Me preocupa en especial que se está rompiendo la sensibilidad, la escucha entre nosotros/as, que hay una organización política del odio que está en el gobierno y a la que hay que oponerle la organización política de la solidaridad. Está claro que hay un adversario político, pero nosotros no estamos por odio, sino por solidaridad con todos los sectores que son mancillados, violentados y vulnerados y como ciudadanos hay que hacer en lo cotidiano un ejercicio de la ternura y el cuidado y generar contención, empatizar y construir algo».

Por último Mederos padre dice que «a veces tengo algún sentimiento de culpa y pienso que debería estar empuñando algo más que un bandoneón y me pregunto si estaré retrocediendo y quedándome con que soy artista. Creo que ningún gesto artístico sirve si no es para cambiar al otro. Si el gesto artístico no genera más preguntas que respuestas no sirve, si no te hace pensar».

EL JUEGO, Rodolfo y Valentín Mederos, jueves 20 de marzo en Bargoglio, Bacacay 2414.

PULSO, Rodolfo Mederos, Santiago Medina, Valentín Manzoni, Juan Perez Garber, en Abra Cultural, Hipólito Yrigoyen 840, 21, 22, 28 y 29 de marzo.

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