«Todos son hijos de Dios, dice Francisco y habla con un Iman y un Ayatola». Fortunato Mallimaci

El sociólogo Fortunato Mallimaci habló en Apuntes del Porvenir por laRZ sobre el pontificado de Francisco al que calificó como «un buen papado, cualquiera que lo analice verá que no hubo ninguna denuncia, expulsión, advertencia a nadie en sus 12 años al frente del Vaticano, a diferencia de Juan Pablo II y Ratzinger, que echaron, intervinieron y se metieron en las órdenes religiosas y eso lo pone a Francisco en situación de amplitud y de llevar adelante la idea de que todos deben estar adentro. Si algo hizo este Papa son cambios culturales en la manera de ser católico, de presentarse en sociedad, cómo deben ser los católicos y las comunidades. Todos son hijos de Dios y él logra algo que no se había hecho hasta este momento y es el diálogo con un Imán o un Ayatola. Hizo una defensa de todos».

Asimismo el estudioso de Sociedad, Cultura y Religión analiza que Francisco planteó como sagrada la «defensa de la tierra, del techo, del trabajo, pero no de la propiedad privada y eso hizo que en los últimos años estuviera muy solo porque no lo apoyaban los presidentes, los partidos políticos, cada vez más manipulados por el mercado».

Al destacar la personalidad del Pontífice fallecido, Mallimaci sostiene que «Bergoglio le agregó al carisma de ser Papa el carisma de sus propias experiencias: hay que salir afuera, hagan lío, apoyar a los movimientos sociales, la austeridad en el cargo, etc. Así como ser intransigente en algunas ideas, en algunos conceptos y no resolver situaciones según las circunstancias y las presiones». Y dentro de esas intransigencias que sostuvo Francisco estuvo la de sostener que «las religiones no son las causantes de las guerras porque esa es  la excusa para no denunciar a grandes grupos económicos y financieros, a la geopolítica, y a los que financian las guerras».

Consultado sobre quién lo sucederá y hacia dónde se orientará la Iglesia, Mallimaci es prudente y explica: «Los que eligieron a Francisco estaban puestos por Ratzinger -que representaba otra cosa- y no quiere decir nada que los que deben elegir hoy estén en ese lugar colocados por Bergoglio y para no retroceder, el que lo suceda «deberá tener una cabeza política global que diga más allá de si no me escuchan adentro, me está escuchando mucha gente afuera. La Iglesia siempre se está reformando, si no, no existiría».

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