«Juegos de Amor y de Guerra» en tiempos de grieta profunda.

Oscar Barney Finn se mueve inquieto. Está a punto de reestrenar «Juegos de Amor y de Guerra», pieza de  Gonzalo Demaría en el Centro Cultural de la Cooperación.

Recibe a los invitados y no descuida el mínimo detalle.

El año pasado la protagonista, Luisa Kuliok se alzó con el premio María Guerrero a mejor actriz protagónica y Sebastián Holz a mejor actor de reparto.

Barney logró sacar de cada uno lo mejor y hacer del elenco un sólido equipo que se potencia con el desempeño de Kuliok y con la pintura de cabaret europeo que en un paso breve pero muy efectivo representa Holz.

La obra, situada en el Bs. As. de principios de los 40 nos lleva a descubrir a una sociedad que se va transformando a la luz de los acontecimientos internacionales, como la segunda guerra mundial y la pérdida de privilegios de una clase rancia, dominante y oligárquica que se resiste a perder poder.

A lo largo de la obra se irá descubriendo una trama siniestra, bien construida, sin excesos, con solidez y compromiso actoral que conmueve en un final que nos transporta hasta nuestros días cuando la grieta – irracional-  se hace presente en la última palabra que pronuncia Luisa Kuliok.

El elenco se completa con Diego Mariani en el rol del Teniente, Walter Bruno en el papel del hijo y Sebastian Dartayete como el cadete.

La escenografía de Alejandro Mateo reafirma que menos es más y la sobriedad es un sello y el vestuario de Mini Zuccheri merece un párrafo aparte por lo acertado y rico en detalles de época.

Muy recomendable para comprender que la división social no es un invento del siglo XXI, sino que se remonta a los orígenes de nuestra nacionalidad y por supuesto al siglo pasado.

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *